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sábado, 2 de marzo de 2013

Michael O'Loughlin







Debería sentirme en cierto modo reivindicado, supongo,
al ver nuestras declinaciones calar más hondo
que las espadas de nuestros legionarios —
pero por alguna razón no siento eso.
Somos un grupo diverso aquí, demonios
para beber, viejos personajes senatoriales,
favoritos desechados, poetas sin mecenas, etc.

Si les preguntan por qué están aquí puede que invoquen
el deber con el imperio, el celo misionero
o simplemente el espíritu de aventura —
todas mentiras, por supuesto.
Nadie abandona Roma a menos
que deba hacerlo, o no exactamente porque deba
como un soldado ordinario de una legión reclutada.

Pero las cosas, de algún modo, conspiran para expulsarlo.
No todos los poetas tienen mecenas, no todo
encaja fácilmente en la vida pública —
ya sabemos cómo es eso.
Una palabra equivocada en el oído equivocado.
Una oportunidad crucial arruinada,
y más vale que lo olvidemos. ¿Quién entiende esas cosas?

Algunes dicen que están el el regazo de los dioses, pero en cualquier caso
terminamos aquí en los confines del imperio
machacando nuestra lengua ilustre
en cráneos bárbaros
y puliendo las frases
de los brutos que gobiernan en nombre de Roma.
Como dije, un grupo diverso, refugiados todos de oscuros fracasos.

Algunos se casan con muchachas del lugar y se dejan crecer rizos
y barbas rubias de la noche a la mañana. ¡Pobres idiotas!
¿Cómo pueden tomar en serio
esos cuerpos bovinos
esas caras extravagantes que cecean mal aliento?
¿Quién podría escribir poesía para gente así?
Pienso mucho en esas cosas, pero no llego a ninguna conclusión

En las heladas noches de invierno sentado en torno al vino
y las olivas, contando historias de días más soleados
chupando viejos chismes
hasta el carozo seco
Catón elabora su teoría favorita;
que Roma un día quedará reducida a polvo
bajo el talón bárbaro, y sólo nuestra preciosa lengua

sobrevivirá, una frágil línea de seda arrojada a través de los años,
pero yo no sé. ¿A quién entre estos bárbaros
con su piel de oso le importaría un rábano
Horacio o Virgilio
o cualquiera de nosotros? Lo único que quieren es lo suficiente  
para poder regatear con un mercader siciliano,
o trampear al recaudador romano dándole menos de lo debido.

Pero tarde a la noche, cuando salgo
a la cellisca y el frío para los que no nací
y siento el abrazo amenazante
de esos bosques inmensos
llenos de bestias sin nombre
y el grandioso cielo boreal sin dios
amenazándome con su vacío y su indiferencia

por mí y por todos los que son como yo — entonces, a veces,
pienso que él quizás tenga razón; que
somos los esclavos de la galera
transpirando abajo
llevando a la hermosa princesa
que va sentada en la proa,
a través del mar, hacia su amante desconocido.


Michael O’Loughlin, Dublín, Irlanda, 1958
de Another Nation, Arc Publications, 1996
Versión © Gerardo Gambolini 
imagen: Proa de galera romana
[http://www.fromoldbooks.org]


Latin as a foreign language

I suppose I should feel somehow vindicated / To see our declensions bite deeper / Than our legionaries’swords — / But somehow I don’t. / We’re a mixed lot here, devils / To drink; old senatorial types and / Discarded favourites, poets without patrons, etc. // When asked why they’re here they might answer / About duty to the empire, missionary zeal / Or simply the spirit of adventure — / All rot, of course. / No one leaves Rome unless / He has to, or not exactly because he has to / Like a vulgar soldier in a conscripted legion. // But things somehow conspire to force him out. / Not all poet finds patrons, not all / Fits smoothly into public life — / You know how it is. / One wrong word in the wrong ear. / One fateful opportunity fluffed, and / You may as well forget it. Who understands these things? // Some say they lie in the lap of gods but either way / We end up here in the backwaters of empire / Drumming our illustrious tongue / Into barbarian skulls / And polishing up the phrases / Of the oafs who govern in Rome’s name. / Like I said, a mixed lot, refugees all from obscures failures. // Some marry local girls, ad sprout blonde beards / And culrs overnigght. Poor bastards! / How can they take seriously / Those bovine bodies / Those gaudy faces lisping bad breath. / Who could write poetry for such as these? / I think about these things a lot, but come to no conclusion. // During the freezing winter nights sitting round the wine / And olives, telling tales of sunnier days / Sucking ancient bits of gossip / Down to the dry pit / Cato elaborates his pet theory; / How Rome will someday crumble to dust / Beneath the barbarian heel, and only our precious tongue // Will survive, a frail silken line flung across the years / But I don’t know. Who among these barbarians / Would give a fart in his bearskin / For Horace or Virgil / Or any of us? All they want is enough / To haggle with a Sicilian merchant, or cheat / The Roman tax collector out of his rightful due. // But late at night, when I stumble out into / The sleet and cold I was not born to / And feel the threatening hug / Of those massive forests / Stuffed with nameless beasts / And the great godless northern sky / Threatening me with its emptiness and indiference // To me and all that are like me — then, sometimes, / I think he may be right; that / We are the galley slaves / Sweating below / Bearing the beautiful / Princess who sits in the prow / Across the ocean to her unknown lover.


miércoles, 20 de febrero de 2013

Michael O'Loughlin






Pequeño Brendan, arropado en tu coraclo
haces bien en partir hacia el oeste
en entregar tu cabeza tonsurada
al áspero lamido de las olas.

Tus monjes copiaron los manuscritos nuestros
en cada célula tuya
decorados con aves y animales
como los que verás en el Nuevo Mundo.

Aquí en casa
la Edad Oscura siempre está empezando
y la luz que había en Troya
cae sobre autopistas vacías.

Nosotros estamos en la costa,
nuestros pies hundidos en la tierra.
Alzamos las manos para decirte adiós
y agarrarte cuando caigas

por el borde del mundo.




Ya no andan los trenes
los teatros están cerrados
tengo los hombros con moretones
de los pasillos angostos
que llevan al escenario

Ensayo en los bares toda la noche
me tambaleo y caigo, declamando
y Oh, amigos míos
algo huele a podrido
en este Estado nuestro

El estacionamiento retumba con mi voz
los faroles de la calle brillan como candilejas
y ahí en la oscuridad, detrás de ellas
advierto de golpe  
que no hay espectadores


Michael O’Loughlin, Dublín, Irlanda, 1958
de Another Nation, Arc Publications, 1996
Versión © Gerardo Gambolini 
imagen: San Brendan y la ballena, de un manuscrito del S. XV


To a Child in the Womb

Little Brendan, snug in your coracle / you are right to be sailing west / to surrender your tonsured head / to the wave’s harsh lick. // Your clerks have copied our manuscripts / in every one of your cells / decorated with birds and beasts / such as you’ll see in the New World. // Here in the old country / the Dark Ages are always beginning / and the light that was in Troy / falls on empty motorways. // We are standing on the shore / our feet sinking into the earth. / We raise our hands to bid farewell / to catch you when you fall // over the world’s edge.


Hamlet in Dublin

The trains have stopped running / The theatres are closed / My shoulders are bruised / From the narrow corridors / That lead out onto the stage // I rehearse all night in the bars / I stagger and fall, declaiming / And Oh my friends / There is something rotten / In this State of ours // The carpark echoes with my voice / The streetlamps blaze like footlights / And out in the darkness beyond them / I suddenly realise / There’s no audience


sábado, 23 de abril de 2011

Michael O'Loughlin



Una canción de amor en Irlanda, 1988

Te amaré hasta el final de los tiempos
dijo él, una cueva oscura
abriéndose al borde de sus palabras.

El nombre redondo, plateado
estaba en su boca,
el barro tibio,

el sueño de ellos es agua.
Nadan juntos.
La plegaria de él es cada noche la misma:

zambullámonos, que nos impulse
el robusto motor
de nuestro amor.

Seamos el salmón
que persigue un río
por mares envenenados.

Michael O’Loughlin, Dublín, Irlanda, 1958
poemas de Another Nation, Arc Publications, 1996
Versión © Gerardo Gambolini


A Love Song in Ireland, 1988

I’ll love you till the end of time
He said, a dark cave opening
At the edge of his words.

The round silver names
Were in his mouth,
The warm mud,

Their sleep is water.
They float together.
Each night his prayer is the same:

Let us dive, let us be propelled
By the thick engine
Of our love,

Let us be the salmon
Who follows a river
Through poisoned seas.


Los fragmentos

Durante meses, al volver a casa tarde, a la noche,
nos deteníamos en un semáforo
en medio de la nada
y sentados ahí, el motor inquieto
por la autopista vacía
yo miraba el paso sobre nivel a medio construir
alzado bajo la luz de la luna
como un templo griego en ruinas
y me sentía rodeado de repente
por los monumentos destruidos y potentes
de una civilización que aún no hemos descubierto
los fantasmas de algo que nos acecha
el futuro imaginado pasado quizás
o los millones de muertos sino
que se elevan y caen
en el barro y la piedra grabada
el fantasma de la bestia
en cuya caparazón habitamos
sin saber si estamos
en el centro o el contorno
sintiendo que los fragmentos son nuestra única integridad
tallando con cuidado sus bordes partidos.

Michael O’Loughlin, Dublín, Irlanda, 1958
poemas de Another Nation, Arc Publications, 1996
Versión © Gerardo Gambolini

The Shards

For months, coming home late at night
We would stop at a traffic light
In the middle of nowhere
And sit there, the engine restless
For the empty motorway
While I looked out at the half-built flyover
That stood in the moonlight
Like a ruined Greek temple
And I suddenly felt surrounded
By the shattered and potent monuments
Of a civilization we have not yet discovered
The ghost of something stalking us
The future imagined past perhaps
Or else the millions of dead
Rising and falling
Into the mud and carved stone
The ghost of the beast
Whose carapace we inhabit
Not knowing if we stand
At centre or circumference
Sensing that shards are our only wholeness
Carefully carving their shattered edges.